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REGULAR LAS EMOCIONES

Vanesa Cerviño_ Emociones

Parte 1.

Las emociones forman parte de la experiencia humana. 
Están ahí para facilitar nuestra supervivencia. 
Servir de guía para actuar. Atender necesidades. Aprender. Relacionarnos con los demás.

Ahora bien, en ocasiones nos puede parecer que nos ahogan, nos asfixian, son como unas “extrañas” que vienen a “fastidiarnos la vida”. Nos da la impresión de que no podemos manejarlas, parece que van por libre llevando el control.

Otras veces nos embriagan y nos ayudan a conectar. A estar bien. Nos dejamos llevar y disfrutamos de las sensaciones que nos aportan. 

Y en otras ocasiones nos impulsan a actuar de maneras que, cuando lo pensamos, después, no siempre eran las más convenientes a nuestros intereses.

Vamos a reflexionar un poco sobre las estrategias que empleamos para regularlas. 
Es muy común, todos estamos en ese barco, que empleemos estrategias basadas en luchar o en huir. 

No es el objetivo de este pequeño artículo profundizar en las razones fisiológicas, de historia de aprendizaje etc por lo que lo hacemos. 

Quédate con que son respuestas casi automáticas, que generamos como reacción a las emociones. 

Todos tendemos a poner en marcha estas estrategias, que aunque humanas, no son útiles.

Aquí te presento las más habituales:

  • Sermonearnos, criticarnos, por sentir lo que sentimos. “Cómo puedo sentir esto, ya estoy igual, que desastre soy…”.
  • Prima hermana de la estrategia anterior. Intentar controlar y decidir lo que sentir y lo que no. “Debería sentir esto, ahora no debería sentir esto…”
  • Reprimir la emoción, intentar evitarla y/o suprimirla. 
    Podemos autoengañarnos pensado que algo no nos afecta, distraernos o evitar la emoción con cualquier actividad, sustancia, comida…
    Está estrategia es bastante adictiva porque a corto plazo puede aliviarnos, y parecer que funciona. 
    No obstante, muchas veces genera que la emoción vaya acumulándose en nuestra interior, anundándose, como un ovillo de lana que se enreda. Complicándose sin que seamos muy conscientes de ello.
    Hasta que estalla en forma de síntoma, reacción….
  • Otra “estrella” de las estrategias es empezar a hiperanalizar, pensar y pensar; dando vueltas a lo que sentimos, lo que estamos viviendo… 
    Aquí no puede faltar la preocuparnos por el futuro, por lo que puede pasar…
    Así como rumiar el pasado, lo que hice, debería haber hecho…. 
    Y así, lo pensamos y pensamos y pensamos… 
    Parece que en nuestra mente se desarrolla un culebrón.

No confundir esta última estrategia, con la reflexión y poner en orden nuestras ideas. 
Ni con intentar buscar las causas de lo que nos hace sentir mal y encontrar soluciones (en el interior o el exterior).

A veces, distraernos o evitar momentáneamente un estado emocional es adaptativo, siempre y cuando después cuidemos de que hemos gestionado o resuelto esa situación emocional.

Todos empleamos estás estrategias, podemos tener alguna más predominante en nuestro repertorio, o movernos por todas ellas según el momento o la emoción que estemos sintiendo.

Al utilizarlas, seguramente hayas experimentado que no son muy eficaces, e incluso te hacer sentir peor.

Afortunadamente, nuestro organismo ya viene equipado  con la capacidad de regular y liberar la emoción. 
Si, la naturaleza sabe lo que hace y estamos muy bien hechos. 

La clave, es identificar la emoción, acompañar su liberación, sin interferir su camino natural, aceptarla y fluir con ella, siendo consciente del proceso, hasta que se libera. 

Después puedes recoger “el mensaje” que traía ese estado emocional. Te puede señalar necesidades a cubrir. Mostrarte actitudes aprendidas, pensamientos o creencias que necesitas reflexionar porque te limitan. Vivencias del pasado que necesitan ser superadas…. 

Las estrategias no útiles, al estar basadas en mecanismos de lucha huida, son rígidas y casi siempre van en las mismas direcciones. 
Las soluciones, ejercicios, reflexiones y herramientas que nos ayudan a gestionar las emociones en cambio son diversas, variadas y creativas.

La primera propuesta que te invito a practicar es tomar conciencia de lo que no funciona. Darte cuenta de lo que no te ayuda.
Para ello, un posible ejercicio es reservar unos minutos al final del día, con papel y boli y reflexionar sobre las estrategias que has empleado  ese día para manejar tus emociones. 

  • Criticarte por sentir algo.
  • Tratar de controlar la emoción.
  • Reprimir, evitar y/o suprimir.
  • Hiperanalizar. Preocuparte por el futuro. Rumiar el pasado.

Anota lo que identificas y reflexionas.

Cuando tomes conciencia de tus estrategias, compréndete, es una reacción humana, eso es aceptar.

Puedes agradecer a esos mecanismos, que a su manera, son intentos de solución y de ayuda, y darte cuenta que ya tienes y también puedes aprender otras herramientas que te ayudan en tu camino con las emociones.

Cuando lleves varios días identificando tus estrategias con la reflexión escrita, te va a ser más fácil darte cuenta en el día a día de cómo reaccionas a la emoción.
Poco a poco, irás reconociendo las estrategias no útiles cuando aparecen, y con amabilidad hacia ti misma, hacia ti mismo, darte cuenta que tienes otras opciones. 
Soltar lo que no funciona, y poner tu atención en estrategias más eficaces y adaptativas.

REGULAR LAS EMOCIONES - Parte 1